LA HUELLA DE TU CANTO: CAMILO SESTO Y LA BALADA ROMÁNTICA

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Entrevista al lingüista y melómano Ricardo Martínez, autor del ensayo Clásicos AM (Planeta), una historia sentimental de Latinoamérica a través de las canciones y cantantes que desde los años sesenta construyeron y todavía construyen la experiencia sentimental de millones, usted incluido.

Juan Rodríguez M.

Uno de los héroes de su libro murió hace una semana. Una falla renal mató al español Camilo Sesto el domingo pasado, a los 72 años. Incluso quienes no sabían que les gustaba tuvieron que reconocer que la música y letras del intérprete y autor de "Vivir así es morir de amor", "Jamás", "Fresa salvaje" y "Perdóname", entre otros éxitos, son parte de su memoria sentimental.El lingüista Ricardo Martínez (Santiago, 1969), profesor en las universidades de Chile, Diego Portales y Andrés Bello, era consciente de esa memoria; por eso incluye a Sesto en el canon de la balada romántica latinoamericana que cierra su libro Clásicos AM. Una historia sentimental de Latinoamérica (Planeta).

El ensayo es "el trabajo de una vida", el destilado de casi cinco décadas escuchando a Albano y Romina Power, Charles Aznavour, Ana Belén, Daniela Romo, Dyango, Franco Simone, Frecuencia Mod, Jeanette, Juan Gabriel, Los Ángeles Negros, Lucho Barrios, Lucho Gatica, Mocedades, Raffaella Carrà, Ricardo Cocciante, Rocío Jurado, Sandro y Zalo Reyes, entre otros artistas.

-¿Qué entiende por balada romántica latinoamericana?

-Básicamente, es un estilo que se desarrolla entre los años sesenta y ochenta (heredero del bolero, de la Nueva Ola también, allí hay un vínculo con la balada anglosajona), en el que aparece la figura del baladista, que es alguien que interpreta las canciones con lo que se llama "impersonación", vale decir, imbuyéndose del personaje, representándolo. Y tiene exponentes claros en al menos cuatro países, que aborda el libro: Francia, Italia, España y México; a pesar de que hay una balada también en todo el resto del continente americano. Es una canción de tempo lento, habitualmente habla del amor, del desamor; y tiene una estructura de estrofas y coros muy marcada, que la diferencia del bolero, a pesar de que tienen muchos vasos comunicantes.

La canción es francesa

Cuando Martínez dice balada romántica latinoamericana, entiende este último adjetivo en un sentido amplio: integrando a Francia, Italia y España, a Europa, en Latinoamérica. No ya nosotros como un subproducto europeo. "Es una especie de vuelta de mano, tiene un componente ideológico, sin duda". El libro avanza mediante breves apartados que perfilan personajes, estilos, escenarios y momentos; pasan canciones y sus letras, que ejemplifican las distintas tesis y definiciones que entrega Martínez, y que van armando un cancionero. Están las teleseries y los festivales, desde San Remo a Viña, pasando por la OTI, Benidorm y Eurovisión. 

El período propiamente tal de los clásicos AM va de 1965, con hitos como el primer disco en castellano de Charles Aznavour, hasta 1985, cuando la industria musical latina se instala en Miami y la balada deviene en latin pop, fenómeno que el musicólogo chileno Daniel Party, citado por Martínez, llama "miamización". También se recorren en el libro géneros afines, entre ellos el tango y el bolero, incluso fenómenos chilenos como la Nueva Ola, la Nueva Canción Chilena, el Canto Nuevo y el Canto Joven; hasta Los Prisioneros. Está la "música sabanera", es decir, "música romántica latina para hacer el amor"; por ejemplo, "Todo el tiempo del mundo", de Manolo Otero. Para oír esta batería de clásicos, Martínez incluye códigos QR que, al ser escaneados con un celular, nos llevan a listas de canciones AM en YouTube, armadas por el propio autor.

-El recorrido del libro comienza con la canción francesa, que, según dice, es la canción. ¿Por qué?

-La palabra canción viene de chanson, que es francesa; se refiere a cierto tipo de composición musical popular que surge en Francia durante la Edad Media, interpretada por los trovadores. Por supuesto, ese tipo de chanson es distinta de la balada contemporánea. Pero cuando uno habla de canción tiene que ver primero eso. Además, la palabra "balada" también es francesa, tiene que ver con un canto que se baila; "balada" y "bailar" son dos palabras muy parecidas, son un cognado, como se dice en lingüística. Por eso parto por Francia, que es donde de alguna forma se origina este estilo.

-Luego viene la "invasión italiana". Habla de Domenico Modugno, cuando cantó "Nel blu dipinto di blu" en San Remo 1958. ¿Por qué es tan significativo?

-Domenico Modugno fue el primer ganador del premio Grammy por Grabación del año y Canción del año, en el 59, y fue número uno en los Estados Unidos. Por lo tanto, inicia la invasión de la música italiana hacia al resto del mundo, no solamente a Latinoamérica. Por otro lado, él desarrolla una forma de presencia en el escenario que no se había visto, que tiene que ver con las ropas que usa, con la manera en que gesticula, en que interpreta; hay algo muy performativo y muy teatral, que va a crear escuela dentro de los baladistas. Todos los intérpretes de este tipo de canciones, o similares, siguen un poco ese estilo; él de alguna forma lo funda, por eso el capítulo se llama "El huracán Modugno".

-¿Qué lugar ocupan España y México en la consolidación de los clásicos AM?

-La música popular española tuvo un fuerte impulso en los años sesenta, fundamentalmente por lo que se llamó el proyecto desarrollista español, en las postrimerías de la dictadura franquista. Ese desarrollismo supuso crear una industria, y ahí apareció una industria musical. Esta, a fines de los años setenta y principios de los ochenta, se vinculó también con la industria mexicana, en el sentido de que los baladistas mexicanos que surgen en esos tiempos -no sé, Luis Miguel, Yuri, Lucero, Pandora- son producidos habitualmente en estudios españoles, con productores españoles o italianos y cantaban canciones italianas. Todo se entrelaza.

-¿Hay una balada romántica chilena?

-Aparece en las postrimerías de la Nueva Ola. Yo diría que los primeros que hacen cosas que tienen que ver con balada son gente como Buddy Richard o Los Red Juniors. E incluso, antes, Mona Bell y Arturo Millán, que fueron los dos primeros ganadores del festival de Benidorm, en España, que era muy importante. Pero obviamente los baladistas chilenos más significativos no son los que he nombrado, sino que Los Ángeles Negros y los grupos parecidos, como Los Golpes o Los Galos.

Una persona vulnerable

Dentro del camino que va abriendo Martínez, Camilo Sesto es uno de los "exponentes fundamentales" de ese personaje o trinidad que reúne en uno al letrista, músico e intérprete: el cantautor. Camilo Sesto "cierra el triunvirato con Raphael y Julio Iglesias, como uno de los tres cantantes españoles más reconocidos internacionalmente", escribe.

Estos días Martínez ha estado escuchando al cantautor; "duro y parejo", dice. "Una cosa que se ha dicho poco es que aparte de ser el cantante, letrista y compositor, era el productor de sus discos. Y uno se da cuenta que la producción de cada uno tiende a ser más independiente, Camilo Sesto no cubría un solo estilo. Hay canciones que suenan a Emilio José, bucólicas, de la España profunda, una cosa más rural. Hay otros discos que suenan totalmente tecno, sobre todo a principios de los años ochenta; se parece mucho a lo que hacía Iván o a cierto Miguel Bosé. Otros discos son Costa Fleming, ese estilo que ocupa bronces, algo más funk. Uno tendería a pensar que Camilo Sesto es básicamente romántico, pero cuando lo ve con lupa se da cuenta de que abordó un espectro de sonoridades muy amplio, y el ejemplo capital de eso, lo que lo ilustra más, es la ópera rock 'Jesucristo Superestrella'".

En el libro, Martínez recuerda la letra de la "obra estrella" del artista español: "Vivir así es morir de amor". Allí a Sesto siempre lo traiciona la razón y lo domina el corazón, no sabe luchar contra el amor, siempre se enamora de quién de él no se enamora, y por amor tiene el alma herida; melancolía. Otro éxito, "Melina", lo escribió en homenaje a la cantante, actriz, activista y política griega Melina Mercouri, que en los sesenta y setenta vivió en el exilio durante la dictadura de su país. Allí Camilo Sesto dice algo que aplica a él y los clásicos AM: que "el llanto ahora es canto" y "la huella de tu canto echó raíces".

-¿En las letras de Camilo Sesto hay algo distintivo?

-Sí, hay algo en lo que ha reparado harta gente estos días. Camilo Sesto era probablemente el que más ocupaba una cuestión que cito en el libro, la imagen del cantante como una persona vulnerable; una persona a la cual hay que ir a consolar por sus penas de amor. Si bien eso es transversal a la balada, al escuchar ciertas canciones de Raphael o de Julio Iglesias ves que ellos son machos más empoderados. "Qué tal te va sin mí", dice Raphael. Aunque en las canciones de Julio Iglesias aparece el perdedor, en Camilo Sesto es súper sistemático; nunca toma otra figura que la de esta persona que está a merced del amor.

-¿Los clásicos AM, su éxito, responden a nuestra experiencia emotiva? ¿O es al revés, son los clásicos los que han moldeado nuestra experiencia?

-A mí me gusta mucho una cosa que leí en los diarios que Gramsci escribió en la cárcel. Cuando interactuaba con sus compañeros de prisión, se encontraba con que estos, cuando se referían a las cosas románticas, ocupaban la lógica o el tipo de retórica de la ópera. La ópera había formado, a fines del siglo XIX y principios del XX, el temperamento italiano. Quizás sea una exageración, una cosa de brocha gorda, pero creo que hay algo de eso en la balada romántica; cuántas veces uno va en una micro y escucha una discusión, o uno mismo tiene una discusión con la pareja, y empieza a ocupar figuras de este tipo de estilos, porque de alguna forma uno aprendió a amar y desamar escuchando estas canciones.

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Artículo publicado en "Artes y Letras" de El Mercurio, el 15 de septiembre de 2009.