LEÓN SCHIDLOWSKY: "YO NO HE ABANDONADO CHILE NUNCA"

Responsable de la primera obra electroacústica latinoamericana, seguidor de la Segunda Escuela de Viena, creador de música gráfica; desde Israel, donde está radicado desde 1969, este compositor formado en nuestro país y Alemania entrega sus impresiones tras recibir el galardón el pasado jueves. "Todo para mí ha sido un constante cambio, buscando nuevas formas expresivas", dice.


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Juan Rodríguez M.

Según escribe la musicóloga Daniela Fugellie, en un artículo de 2012 de la Revista Musical Chilena, su figura "ha estado presente solo esporádicamente en el medio musical chileno, y ha sido escasamente objeto de la investigación musicológica nacional"; incluso lo incluye entre los músicos que conforman "ese 'eslabón perdido' de la música chilena que fueron los prósperos años 50 y 60". Se refiere a León Schidlowsky Gaete (Santiago, 1931), el compositor chileno, radicado en Israel desde 1969, que el jueves fue galardonado con el Premio Nacional de Artes Musicales.

"Es un honor recibir un estímulo de este tipo", dice Schidlowsky desde Tel Aviv. "Para mí especialmente es muy importante recibir este premio de la tierra donde yo nací, lo que me toca mucho emocionalmente. Es la tierra donde está enterrada parte de mi familia. Me parece que el premio es apropiado, ya que hice bastante en esos años por la música chilena y la música contemporánea en Chile. La cultura chilena es muy importante para mi arte, especialmente la literatura y poesía chilena, Neruda, Huidobro, De Rokha".

El nacimiento

Con "esos años" Schidlowsky se refiere a los cincuenta y sesenta del siglo pasado. En la primera de esas décadas la música vivía un buen momento en Chile. Había una institucionalidad consolidada, madura, o al menos floreciente, resultado del proyecto de desarrollo que había impulsado Domingo Santa Cruz desde 1924.

"En este ambiente bullente había, sin embargo, algunas deficiencias en la presentación de la música contemporánea posterior al expresionismo", se lee en un artículo de Gustavo Becerra ("Los años cincuenta en la música de vanguardia en Chile"). "Este vacío de presencia, principalmente de música contemporánea europea, lo trataron de llenar, en un esfuerzo enorme, los integrantes del grupo Tonus". Este ensamble -fundado en 1949 por el holandés Fré Focke, Eduardo Maturana y Hans Löwe, entre otros músicos, y al que luego se sumó Esteban Eitler- difundió, con apoyo del Instituto Chileno Británico de Cultura, composiciones internacionales del siglo XX y se transformó en un referente de la vanguardia musical chilena.

A ese grupo se sumó León Schidlowsky en 1955, cuando regresó a Chile tras estudiar música en Detmold, Alemania, donde profundizó sus lazos con la Segunda Escuela de Viena (Arnold Schönberg, Alan Berg y Anton Webern, entre otros), especialmente luego de participar en un curso de Hanns Jelinek, un alumno de Schönberg y Berg. Profundizó, decimos, porque en Chile, en el Conservatorio Nacional, su profesor de composición fue Focke, quien, a su vez, fue alumno de Webern. O sea, para cuando volvió a Chile, Schidlowsky había sido algo así como discípulo en segundo grado de los pioneros del expresionismo musical. Un año después, en 1956, compuso la primera obra electroacústica de América Latina, "Nacimiento". "En esos tiempos el panorama de la música chilena era limitado", recuerda Schidlowsky, "y mi obra 'Nacimiento' es solo un inicio, ya que es música concreta (grabar y manipular sonidos reales), que siguieron desarrollando Asuar y Amenábar, quienes continuaron después hacia la música electrónica. Todas las ideas de la Segunda Escuela de Viena que ayudamos a difundir con la agrupación Tonus, tuvieron gran influencia por esos años".

Entre 1958 y 1961 Schidlowsky tomó la dirección del grupo Tonus. Luego, en 1963, asumió como director de Instituto de Extensión Musical (hoy Ceac); en 1965 fue nombrado profesor de composición en el Conservatorio; en 1968 ganó una beca Guggenheim, gracias a la cual viajó a Alemania a componer una ópera. Estando allí le ofrecieron ser profesor de composición y teoría de la música en la Universidad de Tel Aviv; asumió el puesto en 1969. Desde entonces, solo visitó Chile dos veces. 

Música gráfica

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Más allá de haber creado la primera obra electroacústica, Schidlowsky ha transitado por la atonalidad, la dodecafonía, los procedimientos seriales, la aleatoriedad, la música gráfica. Una variedad que -este exalumno del Instituto Nacional, de padre polaco-judío y madre chilena- explica así: "Yo creo que el arte es un proceso en la búsqueda de sí mismo. Cada artista es un camino hacia sí mismo, pero lo que ocurría a mi alrededor, sobre todo en Europa (post Segunda Guerra Mundial, sociedad de consumo, Guerra Fría, amenaza atómica), jugaba un gran papel en mí. Durante ese período fui tratando de encontrar un lenguaje que posibilitara nuevas formas de expresión. Mi estilo es polivalente, cada obra posee su mundo, su expresión, su realidad. Todo para mí ha sido un constante cambio, buscando nuevas formas expresivas. Por eso me considero un expresionista. Hoy por hoy, más abstracto".

La mención al expresionismo, y a la abstracción, a la búsqueda de nuevas maneras de contar la realidad permite entender uno de los procedimientos más llamativos dentro de la obra de Schidlowsky: la aleatoriedad y la música gráfica; una forma de notación musical, una manera de escribir música -desarrollada a comienzos de los cincuenta- que se aleja en mayor o menor grado del tradicional pentagrama para -mediante representaciones gráficas- crear obras abiertas en las que el intérprete ya no sigue instrucciones, tiene mayor libertad, de modo que aumenta su importancia en el proceso creativo.

La etapa gráfica de Schidlowsky -que también es pintor- se concentra entre fines de los sesenta y mediados de los ochenta. Una selección de ella está recogida en el libro Gráfica musical, editado por su hijo David Schidlowsky, y publicado por RIL. Al mirarla, el lego verá líneas, flechas, puntos, letras, figuras, algunas frases ("Chile no se rinde", en "Chile" una creación para veinte voces mixtas, de 1976); y el entendido, insinuaciones para interpretar y poner en escena la música: "La gráfica misma pasa a ser una representación del escenario, donde instrumentos, cantantes y coros se mueven y actúan en un espacio en el que se mezclan y donde fluyen la literatura, la música, el juego teatral, el movimiento, la luz y las artes visuales", anota su hijo en el prólogo del libro.

-¿Qué períodos distingue en su carrera y a qué obras los vincula?
-Superficialmente diría Tonal (las primeras obras para piano), Atonal ("Amatorias", "De profundis"); el rompimiento con la tonalidad y la organización de acuerdo a la técnica dodecafónica de esa atonalidad ("Seis canciones japonesas", partes del "Tríptico", partes de la "Noche de Cristal"); más tarde, estudiando la obra de Messiaen comencé con la serialización no solo de sonidos, sino también con la rítmica ("Los seis versos del Capitán", "Homenaje a Neruda"); de aquí sigue un rompimiento hacia el mundo aleatorio ("Invocación") y la música gráfica, o sea, la idea de que detrás de cada letra hay un sonido, detrás de cada sonido hay un color, y detrás de cada color hay un movimiento. O sea, aplicando la idea del Gesamtkunstwerk (obra de arte total) con nuestros medios. Por esa razón cada partitura es un panel que se proyecta, donde el músico posee la libertad de elegir y desarrollar lo que ve gráficamente, de acuerdo a la iluminación que entrego sobre cada figura que representa, como acción, movimiento, expresión, dolor o alegría.

-En 1968, en el Primer Festival Internacional de Música en Mérida, usted participó en dos mesas redondas sobre el tema "La música contemporánea y el público". ¿La música contemporánea se alejó del público?
-No, el error está en creer que el público no puede ser educado hacia nuevas formas de expresión. El arte no es estático y la música contemporánea tampoco, como lo verificamos en ese festival compositores como Krzysztof Penderecki y Luigi Nono. Yo no creo en la música por la música, ya que no creo en el arte por el arte. Pienso que a medida que se ejecute una obra varias veces el público se acostumbrará a este nuevo lenguaje. En ese sentido, yo estaba en contra del realismo socialista que pretendía detener el desarrollo musical, interrumpiendo el desarrollo que el arte debe tener.

Una traición a la época

Que Schidlowsky no cree en el arte por el arte lo demuestra su música, atenta a lo que sucede en el mundo, según destaca Fugellie: la pobreza, la violencia, la sociedad de consumo; también a la persecución de los judíos en la Alemania nazi. "Hoy no se puede estar escribiendo en Do mayor, sería una traición a la época", dijo en una entrevista, en 2001. Y un año antes, en las palabras introductorias al concierto de "Greise sind die Sterne geworden"(grabado en Berlín): "Nosotros tenemos la responsabilidad de cambiar el mundo. La filosofía ha intentado interpretar el mundo, pero nosotros tenemos que transformarlo".

-¿La música es política?
-Toda mi música es política, en un sentido humanista y no panfletario. El arte es un grito de angustia de quienes sentimos en nosotros mismos el destino de esta humanidad tan inhumana.

-¿Por qué no ha regresado a Chile? 
-Yo viví en Chile, me formé y le debo a Chile todo el comienzo de mi carrera. Después de recibir la beca Guggenheim volví a Europa y me pidieron que tomara la cátedra en Tel Aviv, donde encontré el estímulo que me permitía formar una generación de jóvenes. Pensé muchas veces en visitar y encontrarme con mis hermanos en Chile, de mi generación, con aquellos que viven y aquellos que no están. Yo no he abandonado Chile nunca, siempre ha estado presente en obras que he compuesto fuera de Chile, como "Carrera", "Lautaro", "Amerindia", "Homenaje a Neruda"; o las dedicadas a aquellos que durante la dictadura fueron asesinados: Víctor Jara en "Missa sine nomine", Jorge Peña en "Homenaje a Jorge Peña", etc. Después de la visita a Chile en 2001 escribí una obra, "Evocación", que se estrenó en Chile, donde dejo mis impresiones. Cuando mi salud me lo permita, tengo fuertes intenciones de visitar Chile".

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Entrevista publicada el 24 de agosto de 2014 en Artes y Letras de El Mercurio.