FOUCAULT COMO OBRA DE ARTE

La pasión de Michel Foucault
James Miller
Tajamar, Santiago, 2011, $23.890.
Michel Foucault quería ir más allá de sí mismo. Nació en Poitiers, Francia, el 15 de octubre de 1926, pasó allí la Segunda Guerra Mundial, pues era demasiado joven para combatir; destacó en filosofía, historia y literatura, y entró al Lycée Henri-IV -el mismo donde estudió Sartre-, luego a la École Normale. Intentó suicidarse en 1948, vivió y luchó contra el éxito del autor de El ser y la nada, debatió con Derrida, Chomsky y Habermas; fue marxista, se acercó al maoísmo, defendió los juicios populares, rondó posturas liberales; se preocupó de los sueños, el lenguaje, la sexualidad, la locura, el castigo: el poder. Hizo clases, apoyó y educó a los presos, experimentó con alucinógenos, incursionó en los círculos sadomasoquistas de San Francsisco. Publicó -entre otros libros- Las palabras y las cosas, Vigilar y castigar e Historia de la locura. Se contagió de sida y murió el 25 de junio de 1984 cuando era uno de los intelectuales más famosos del mundo.

Esa vida y obra al límite es la que despliega James Miller en La pasión de Michel Foucault. "Este libro -explica- no es una biografía, aunque su trazado general sigue la cronología de la vida de Michel Foucault. Tampoco es una revisión exhaustiva de su obra, aunque propone una interpretación de muchos de sus textos. Es, más bien, el relato de la lucha permanente de un hombre que intentó dar cabal cumplimiento al brevísimo mandato de Nietzsche: 'llegar a ser el que uno es'". Un relato que muestra la constante preocupación de Foucault por la experiencia y sus límites: "Uno escribe para convertirse en otro distinto de quien es", dijo el filósofo en 1983.

Miller cree que la clave para comprender la obra de un filósofo es estudiar su ethos. De manera que -en este libro- Foucault deviene sujeto y objeto de su filosofía: "Quien es escritor -dijo el mismo año 83- no sólo hace obra en sus libros, sino que su obra principal es, en última instancia, él mismo durante el proceso de escribir sus libros". De ahí que, según confesó, en su trabajo no haya método; que todos sus libros nazcan de una experiencia directa, transformadora; y que esa experiencia deba abrir el camino a una transformación accesible a los otros.

¿Es posible una vida así? Miller construye a un ser humano quizá demasiado consciente de sí mismo. Cuyas experiencias -como las referidas en el primer párrafo- encajan como si todo fuese parte de un plan. Se trata, tal como reconoce Miller, de "comprender su vida como una búsqueda (recherche) estructurada teleológicamente", donde los libros explican la vida y ésta explica a aquéllos.

O sea, Foucault como una obra de arte. El asunto es quién es el artista: ¿Foucault?, ¿Miller? Tal vez ambos, tal vez el lector.


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Publicado en Revista de Libros de El Mercurio, el 25 de diciembre de 2011.