MICHEL ONFRAY: "MAYO DEL 68 FUE UN MOVIMIENTO NIHILISTA"

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El domingo 9 de abril de 2018 publiqué un artículo sobre Mayo del 68. Para el mismo entrevisté al filósofo francés Michel Onfray. Estas son sus respuestas, solas y sin edición (salvo la traducción, claro). 

—De lo político a lo cultural, de lo social a lo económico, ¿el 68, francés y mundial, fue una revolución?, ¿cambió algo?, ¿quién triunfó?
—Fue una revolución metafísica que puso en perspectiva el colapso de la civilización judeocristiana durante varios siglos. Después de la derechización jacobina de 1793, el socialismo ateo del siglo XIX, el marxismo materialista de los bolcheviques en el siglo XX, y antes de la dictadura liberal poscomunista que anuncian, los acontecimientos de Mayo del 68 son parte, en primer lugar, de una gran ola occidental: Estados Unidos y Japón, Europa. París impone su complejo imperialista sobre el resto de Francia, la historia de Mayo del 68 ha sido escrita por sus intelectuales e historiadores, quienes reducen los acontecimientos a “París”  y a un líder carismático, “Cohn-Benedit”. Lo que es falso: estos eventos comenzaron en Caen, Normandía, un mes antes, con líderes obreros y también tuvieron lugar en las provincias. Esta revolución prepara el post-cristianismo y, desde la caída del Muro de Berlín, el advenimiento sin enemigos del capitalismo liberal. Basta con mirar la trayectoria de algunos sesentaicoheros, incluido Cohn-Bendit, para ver cómo se han convertido en los apóstoles de la Europa liberal fuerte con los débiles y débil con los fuertes. 

—En 2007, Nicolas Sarkozy ganó las elecciones prometiendo enterrar Mayo del 68, ¿lo logró?
—Al contrario, mostró todo el poder de lo que Mayo del 68 hizo posible: el fin de la amabilidad y la cortesía, de los buenos modales y del refinamiento francés a favor del descaro desarrapado, bien en el espíritu de Cohn-Bendit. Pero también: todo el poder del narcisismo, del egotismo, la exhibición del “yo” todopoderoso, la desaparición del sentido de la Historia, y entonces el advenimiento del relativismo, la abolición de la república a favor de los comunitarismos reivindicativos que hacen felices a los mercados que han abolido al ciudadano, en beneficio de los clientes y del mercado que hace la ley. Sarkozy prometió un remedio, sólo que él era el envenenador en jefe.

—Cincuenta años después, ¿hay, para usted, una herencia de los movimientos de 1968? 
—Desgraciadamente este movimiento, que era necesario desde un punto de vista histórico, brilló solo por su negatividad: destrucción de todas las formas de autoridad —del padre con sus hijos, del marido con su esposa, del patrón con sus obreros, del profesor con sus estudiantes, del líder con sus subordinados, del heterosexual sobre el homosexual, del hombre sobre la mujer, del viejo sobre el joven. Eso está muy bien. Pero esta negatividad no ha sido seguida por ninguna positividad. Ciertamente vemos lo que ha sido destruido. Pero nada fue construido a continuación. ¿Qué nuevo valor, inédito, ha dado a luz Mayo de 1968? Ninguno. Mayo del 68 fue un movimiento nihilista sin una prolongación positiva. La ley del Padre fue reemplazada por la ley de la selva. Ahora son los grandes hombres poderosos quienes hacen la ley. La etología ha reemplazado a la sociología para comprender el orden de las cosas. Durkheim es inútil cuando Darwin lo explica todo a las mil maravillas...

—Emmanuel Macron, quien, si he leído bien, quiere reconciliar la monarquía y república, el socialismo y el liberalismo, ¿representa la consolidación de la herencia de Mayo del 68? O, al contrario, podría emerger una positividad del discurso “hegeliano” de Macron.
—Emmanuel Macron hizo esos comentarios contradictorios durante su campaña electoral. Sofista, pillo, astuto, retorcido, ha teorizado esta retórica cínica llamándola teoría “al mismo tiempo”: soy de izquierda y, “al mismo tiempo”, de derecha, estoy a favor de la crítica al colonialismo y, “al mismo tiempo”, destaco que la presencia francesa durante la época colonial logró grades cosas, estoy a favor de la lucha LGBT, pero “al mismo tiempo” encuentro que aquellos que se manifiestan contra el matrimonio igualitario han sido maltratados. Macron es un gran cínico destructor de la nación y la república en beneficio de los mercados: en este sentido, es el producto de un Mayo del 68 consumado. Sólo hay que ver cómo los viejos sesentaiocheros, como Cohn-Bendit, se convirtieron en firmes partidarios de Macron.

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Por: Juan Rodríguez M.